miércoles, 25 de junio de 2008

Principales Religiones del Mundo:

Principales Religiones del Mundo:

Hinduismo


El complejo religioso del hinduismo se denomina el Sanatana-dharma, la , pues se considera que en esta tradición se asumen todos los aspectos de la Verdad transmitidos a través de los siglos. Religión desarrollada sobre base mitológica, no tiene ni fundador ni tampoco un canon uniforme. En ella pueden distinguirse numerosas tradiciones locales de culto y credo.
Desde la penetración en la India de pueblos indoarios, con lo que comienza la época védica, hubo videntes, santos y avateres cuyos descubrimientos espirituales quedaron registrados en la sruti (Revelación directa) y siguen hoy proporcionando la base y el contenido para la vida de los hindúes.


A los Veda y las Upanisad, que forman el sruti siguen, como textos también sagrados pero no ya pertenecientes a la Revelación directa, la smirti o tradición recordada. Entre ellos se encuentran los dos más importantes poemas épicos: el Ramayana y el Mahabharta. Este último contiene la Bhagavad-gita, considerada uno de los textos más sagrados del hinduismo.

Los Tantra vienen después como textos de gran importancia para el desarrollo religioso y espiritual de la India. Su tema central es la Sakti o divina energía creadora, que corresponde a la forma femenina o consorte del aspecto masculino de la divinidad: Siva. Los textos tántricos tienen por objeto elevar a divina perfección la totalidad del ser humano enseñándole a despertar por medio de determinados ritos y prácticas de meditación la energía cósmica que lleva en sí (Kundalini-sakti).

Finalmente tenemos los darsana, los seis sistemas filosóficos del hinduismo: el Nyaya, el Vaisesika, el Samkhya, el Yoga, el Mimamsa y el Vedanta. Todos estos sistemas tienen una misma meta: liberar el alma del ciclo de renacimientos y reunirla con Dios o el Absoluto.




Budismo



La religión del <Despierto> (o <Iluminado>), fue fundada entre los siglos VI-V a.C. por el Buddha histórico, Sakyamuni (Siddharta Gáutama). Proclamo como núcleo de su doctrina las Cuatro Nobles Verdades como vía para liberar a los seres del ciclo de las existencias continuas o samsara.

El Buddha ve la existencia como no-permanente, sin-sustancialidad y, por ende dolorosa. El conocimiento de estas tres características de la existencia constituye el punto de partida de la vía búdica. El carácter de sufrimiento o padecimiento está condicionado por la avidez (trisna) y la ignorancia (avidya), cuya supresión permite que uno logre liberarse del samsara.

El aprisionamiento del ser en el ciclo de las existencias es explicado en el budismo mediante la doctrina de la Producción Condicionada (de los seres), formado por doce miembros. Poner fin a este ciclo significa la realización del Nirvana.

La vía hacia el Nirvana es, de acuerdo con las Cuatro Nobles Verdades, el Óctuple Sendero, que comprende la instrucción en la disciplina moral (sila), las prácticas de meditación (dhyana) y la sabiduría (prajña).

La Canon que contiene los textos sagrados del budismo se llama Tripitaka <(el conjunto de) las Tres Cestas>: el Vinaya-pitaka (reglas de la vida monástica), el Sutra-pitaka (predicas de Buddha) y el Abhidharma-pitaka (filosofía y psicología budista).

El desarrollo histórico del budismo puede dividirse en cuatro grandes fases: 1. Mediados del siglo VI a mediados del siglo V a.C. Budismo primitivo, en que se proclama la doctrina del Buddha y sus discípulos la difunden. 2. De mediados del siglo IV a.C. Fase de división en diversas escuelas según interpretaciones diversas de la doctrina (Hinayana). 3. Desde el siglo I d.C. Aparición del Mahayana, con dos grandes corrientes: la del Madhyamaka y la del Yogakara.. 4. Después del siglo VII. Surgimiento del Tantra búdico (Vajrayana).



Taoismo




El taoísmo lo forman dos corrientes de diferente índole, respectivamente filosófica y religiosa, del pensamiento chino: el taoísmo filosófico (Tao-chia), con sus dos principales representantes, Lao-tse, autor del Tao-te ching y, Chuang-tse, autor de una obra que lleva su propio nombre, y, por el otro lado, el taoísmo religioso (Tao-chiao), con sus diversas escuelas.

El objetivo del taoísmo filosófico es lograr la unión mística con el Tao por medio de la meditación y la asimilación a la naturaleza del Tao en el pensar y en el obrar. Se concibe al Tao como el Principio omnicomprensivo del cual todas las cosas surgen. Una de las ideas centrales del taoísmo filosófico es el concepto de wu-wei, un obrar espontáneo, totalmente indeliberado y exento de designio, pero adecuado de por sí a la situación dada. Esta actitud es la del taoísta.

Dentro del taoísmo religioso se incluyen todas las escuelas y orientaciones que tienen por objeto la obtención de la inmortalidad (ch’ang-shen pu-szu). Las más importantes son: la de la Higiene de las Divinidades Interiores; el taoísmo de las Cinco Fanegas de Arroz; la Vía de la Suprema Paz; la Escuela de la Joya Mágica; la Vía de la Recta Unidad; y la de la Realización de la Verdad.

Los métodos aplicados en el taoísmo religioso para el logro de la inmortalidad son la alquimia exterior (wai-tan) y la alquimia interior (Nei-tan). Esta última contiene técnicas de gimnasia, ejercicios respiratorios, masaje, prácticas sexuales y meditación. Todas ellas destinadas a lograr la formación del embrión sagrado (Sheng tai) o cuerpo de luz: cuando el cuerpo físico muere, el cuerpo de luz abandona la envoltura mortal, y el adepto se convierte en uno de los Inmortales (hsien).

El Canon taoísta (Tao-tsang) es una compilación de textos que forman la base de la doctrina taoísta. Sus partes más antiguas se remontan a compilaciones del siglo V .d.C. La redacción hoy conservada data de la dinastía Ming y comprende 1,467 obras en 5,486 volúmenes. Este Canon contiene, además de obras propiamente taoístas, que abarcan todos los aspectos de la doctrina, también textos sobre medicina, química, botánica, astronomía, etc. La mayoría de los escritos puramente taoístas, según la concepción tradicional, proceden de una revelación y constituyen un medio de comunicación entre los seres divinos y los humanos; los cuales, por la compresión realizativa de esos textos, pueden penetrar en los misterios de la inmortalidad.



Zen



El zen es una escuela del budismo Mahayana, desarrollada en China desde los siglos VI-VII d.C., por el encuentro entre el Dhyana búdico indio llevado a ese país por Bodhidarma y el autóctono taoísmo. En este sentido, el zen es una religión cuyas doctrinas y prácticas se dirigen a la visión de la realidad de sí mismo (kensho, satori) y, en última instancia, al pleno Despertar (Iluminación), tal como lo experimentó el Buddha Sakyamuni bajo el árbol de la Bodhi, tras un intenso autoadiestramiento meditativo.

Como ninguna otra escuela del budismo, el zen destaca la primacía de la experiencia iluminativa y la inutilidad, para el logro de la Liberación (o Iluminación), de las prácticas rituales religiosas y de las discusiones doctrinales.

El zen enseña como la vía más corta, aunque también la más áspera, hacia el Despertar la práctica del zazén, el . Esta práctica está destinada a liberar la mente de pensamientos e imágenes mentales. En su forma más pura, el zasén consiste en permanecer en un estado de clara atención consciente exenta de ideación, o sea no dirigida a ningún objeto ni sujeta a contenido alguno (shikantaza).

Practicado con perseverancia y entrega por un período más o menos largo, el zazén pone la mente del meditante en un estado de perfecta conciencia vigilante y sin contenidos mentales, estado desde el cual pueda irrumpir súbitamente una iluminación en que capte su verdadera Realidad o naturaleza búdica, idéntica a la realidad profunda del universo.

Las líneas de transmisión reconocidas desde el Buddha Sakyamuni hasta la introducción del zen en Japón son: 1. El Buddha Sakyamuni (Siddharta Gáutama), 566 a.C. 2. Veintiocho Patriarcas de la línea india, desde Mahakashyapa hasta Bodhidarma. 3. Seis Patriarcas de la línea China, desde Bodhidarma hasta Hui-neng (638-713). De esta línea surgen dos escuelas en China: la Escuela del Norte y la Escuela del Sur. La Escuela del Sur se subdividió en cinco escuelas: Soto, Ummon, Hogen, Igyio y Rinzai. Finalmente solo las escuelas Soto y Rinzai penetraron a Japón en el siglo XII y comienzos del XIII d.C., repectivamente.



Religión de Egipto


La tradición religiosa egipcia es extremadamente conservadora. Se opone a todo cambio y posee sus propios modelos arquetípicos de dioses y héroes. Toda ella está orientada hacia un más allá inmutable en su perfección, cuyos misterios han tratado de descifrar numerosas generaciones de investigadores.

El estilo único de la iconografía egipcia, lo mismo que la escritura jeroglífica, aparecieron coincidiendo con la primera dinastía faraónica y la unificación de los valles septentrional y meridional del Nilo, hacia el año 3000 a.C. El punto de partida de la historia egipcia coincide con los inicios de la realeza, presente por primera vez sobre una paleta de Narmen donde el rey lleva las coronas del Alto y Bajo Egipto.

En su origen, los reyes se identificaban con el dios Horus, el , el señor de la luz y del cosmos. El estatuto suprahumano del rey se constituyó muy pronto y demostró ser un instrumento político duradero y eficaz. Menes, como se llamó más tarde al primer rey y unificador de Egipto, fundó, según la tradición, la capital de Menfis. Los reyes de las primeras dinastías (Imperio Antiguo) mandaron construir las pirámides y los mayores complejos funerarios, cuyas inscripciones y encantamientos encierran sus primeras teologías (Textos de las Pirámides).

Al inicio del Imperio Medio, hacia el 2200 a.C., la crisis política y la guerra civil mantuvieron dividido a Egipto durante ciento cincuenta años. Es en este periodo que los encantamientos mortuorios de las antiguas tumbas reales reaparecen en los féretros de quienes podían pagarlos (Textos de los Sarcófagos). Finalmente, una tercera fase en el desarrollo de la literatura funeraria está representada por el texto llamado generalmente Libro de los muertos. Desde la XVIII dinastía (siglo XVI a.C.) hasta la época romana, ese libro, colocado en el féretro, le suministraba al muerto, para su viaje y su juicio, los encantamientos necesarios, sacados en su mayoría de los textos de los sarcófagos, con algunas reinterpretaciones.



Judaísmo



El pueblo judío hizo su aparición en la historia después del 2000 a.C. Desciende en parte de los amorreos u que se instalaron en Mesopotamia a finales del tercer milenio. Según la Biblia, los antepasados de Israel llegaron a Egipto como hombres libres, pero más tarde se vieron reducidos a la esclavitud. Hacia el 1260 a.C., miles de ellos salieron de Egipto guiados por el profeta Moisés, cuyo nombre es de origen egipcio. Se instalaron en Canaán, donde a continuación formaron doce tribus.

Hacia el 1050 a.C. el y vidente Samuel nombro a Saúl como rey de Israel para luchar contra los filisteos. Después de la muerte de Saúl, la tribu meridional de Judá designó como rey a David, quien pacifico la región y transformó a Jerusalén en centro religioso, depositario del Arca de la alianza. A David le sucedió en el trono su hijo Salomón (961-922), un rey legendario por su sabiduría que mandó construir el Templo de Jerusalén para depositar en él el Arca.

La sagrada Escritura judía, contenida en la Biblia, está compuesta de tres secciones fundamentales: la Ley (Torah), los Profetas (Nebi’im) y los Escritos (Ketubim). Estas tres secciones son llamadas en forma resumida Tanak. La parte más antigua de la Torah data del siglo X a.C., y la parte más reciente de los Ketubim únicamente se remonta al siglo II a.C.



Cristianismo



El cristianismo inicia con Jesús de Nazaret, en el siglo I de nuestra era. El Canon cristiano esta formado por veintisiete escritos conocidos con el nombre de Nuevo Testamento. Jesucristo o Jesús el Cristo, quien fue un profeta judío de Nazaret, en Galilea, nacido al comienzo de la era cristiana y crucificado, según la tradición, en la primavera del año 33, ocupa el centro de la religión cristiana. Su vida y su función de mesías están descritos en los Evangelios.

En los Evangelios Jesús mantiene el objetivo último de llevar de nuevo los pecadores a Dios y anunciar la llegada del reino de Dios. Jesús se dirigía a Dios con el término familiar abba (papá, querido padre). Los Evangelios sinópticos le dan a Jesús con relativa frecuencia el título de Hijo del hombre. Sus discípulos lo llamaron masiaj, mesías (ungido), es decir , en griego khristos.

Jesús, personaje enigmático, muere, y sus discípulos afirman que ha resucitado al cabo de tres días y que ha permanecido con ellos durante cuarenta días más. Las tradiciones apócrifas de los gnósticos ofrecen un número de días muy superior. Fue Pablo de Tarso quien puso la resurrección en el centro del mensaje cristiano.

En los siglos posteriores a la muerte de Jesús sus seguidores, en la búsqueda de Dios, desarrollaron una rica tradición mística cristiana, que puede considerarse una forma de ascetismo contemplativo enriquecido con actividades devocionales y a veces litúrgicas. El ascetismo contemplativo (teología negativa o mística del vacío) busca un vaciamiento de los contenidos de la mente hasta alcanzar la perfecta unión mística, donde, a través de una vivencia de contemplación extática, el alma se une misteriosamente con Dios. Por su parte, las actividades devocionales (mística del amor) funcionan como un llamado para que el fuego del Espíritu Santo purifique el alma del devoto y la prepare para la divina unión con Dios.



Sufismo




La religión del Islam, fundada por Mahoma (Mohamed: el glorificado) en el siglo VII d.C. se basa en el Corán, libro que es para los musulmanes la palabra de Dios transmitida por el arcángel Gabriel, a través de visiones y revelaciones auditivas, al Profeta Mahoma, el último de la serie de los profetas bíblicos. Esta religión contiene una vía exterior u ortodoxa y una vía interior o mística. La vía exterior se basa en la Ley revelada en el Corán y se ocupa, primordialmente, en la observación de reglas y ritos y de los actos devocionales. Por su parte, la vía interior o mística, llamada sufismo, se ocupa de la doctrina y del sendero místico.
La doctrina mística se articula en torno a dos ejes fundamentales: 1. La afirmación de la unidad divina (al-tawhid) y, 2. El hombre perfecto y universal (al-insan al-kamil).

La doctrina de la unidad divina subraya como objetivo central del sufismo la resolución en la unidad de la dualidad creador-creación. Esto posibilita la toma de conciencia de la identidad (calidad de idéntico) absoluta de todas las cosas: Dios, el hombre y la creación toda, son Uno. El Corán expresa la unidad trascendente del Ser diciendo: “Dios es el primero y el último, lo manifiesto y lo oculto”. Esto explica los dos aspectos de Dios: su trascendencia absoluta del mundo creado y, simultáneamente, su inmanencia o inseparabilidad del mundo creado: Dios es, a un tiempo, trascendente (oculto) e inseparable de la creación (manifiesto).

Por otra parte, la doctrina del hombre perfecto y universal subraya, tal y como podemos leer en el capítulo 95 del Corán, que el hombre fue creado con las proporciones más admirables, como arquetipo espiritual y divino (ahsan taqwim), pero, que más tarde se precipitó hacia el grado más bajo de la escala (asfal safilin). Fue entonces cuando aparecieron los velos que le impiden ser consciente del mundo divino y de su verdadera naturaleza espiritual. El rol fundamental del sufismo consiste, entonces, en despertar al hombre a su verdadera naturaleza espiritual, a aquello que en esencia siempre ha sido, aunque, en el estado de asfal safilin, lo ignora. Al pasar del estado de asfal safilin (hombre caído) al de ahsan taqwin (hombre perfecto o ascendido), el hombre se desprende de los velos que cubren su naturaleza espiritual y restablece su condición de unidad perfecta con el Absoluto (al-tawhid).

El sendero místico del sufismo, por su parte, consiste en llevar a cabal realización los dos ejes sobre los que descansa la doctrina: la unidad divina y el hombre perfecto y universal. Para avanzar por el es necesario tener claro diversos aspectos teóricos y prácticos de la enseñanza: 1. Los velos que separan el alma de Dios; 2. las virtudes del hombre perfecto y universal; 3. Las estaciones, los estados y los grados de ser o santidad; y, finalmente, 4. El método.